El primer mandamiento

El primer mandamiento es el culto de dios. "Yo soy  el Señor tu Dios". "No tendrás otro Dios más que a Mi".

Nos ordena adorar a Dios y sólo a Dios.  Debemos reconocer que Dios es el supremo dueño de todas las cosas y confesar nuestra dependencia respecto de Él. Nos pide creer en Dios, esperar en él y amarle por encima de todo. Reconocerlo como el único Dios verdadero, que le rindamos culto y le demos gloria. La obligación de rendir a Dios un culto auténtico concierne al hombre en su dimensión personal y social. El hombre debe de profesar libremente la religión en privado y en público.

"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Dt 6,5.

El primer mandamiento prohíbe el ateísmo, la idolatría, la superstición, la magia, la irreligiosidad, la herejía, y el rechazo de conocer la verdad de la fe.

Le dijo Jesús a la samaritana "Dios es espíritu, y debe ser adorado en espíritu y en verdad". Juan, 4,24. 

Finalmente indicar que contra el primer mandamiento se puede pecar por defecto (irreligiosidad) o por exceso (superstición).

Emilio Blasco. Ciudadanía Cristiana

Infirma Mundi Elegit Deus